COMPETENCIAS DE UN ORIENTADOR
Competencia emocional. Manejar de la mejor manera posible la propia ansiedad, el estrés o el cansancio ante algunos casos y en determinados contextos.
Competencia instrumental. Perfeccionar habilidades instrumentales de la orientación tales como redactar, elaborar documentos y comunicar. Familiarizarse con el trabajo en equipo, la búsqueda en Internet, tratamiento estadístico, presentaciones multimedia, sistemas de registro y reproducción audiovisual, etc.
Competencia conversacional. Crear un clima positivo y de confianza para así poder desarrollar conversaciones naturales y positivas en cualquier momento de las sesiones. Realizar cumplidos apropiados, atribuir logros y éxitos, evitar obtener información mediante el uso de “porqués. Hacer las sesiones más atractivas, motivar e informar convenientemente al sujeto sobre cualquier actividad que se le proponga hacer, así la implicación de este será mayor. Tendrá que valorar la opinión y la participación del usuario.
Competencia de evaluación. Determinar distintos tipos de objetivos para distintos tipos de casos y establecer los indicadores que se van a medir que están relacionados con los objetivos. Seleccionar procedimientos y herramientas de evaluación y medición, programar revisiones y momentos de evaluación, realizar informes por escrito sobre el caso, revisar las hipótesis del caso en función de los resultados obtenidos y plantear posibles modificaciones.
Competencia de registro. Registrar la información sobre los casos de forma sistemática y práctica antes, durante o después de cada sesión: seleccionar los tipos de contenidos en función de los objetivos de cada caso, aplicar técnicas y habilidades de registro, implicar al usuario en el registro, es decir, normalizarlo, realizar los comentarios del caso relacionando objetivos, técnicas y resultados, así como una autoevaluación del orientador.
Competencia de planificación. Planificar la consecución de los objetivos propuestos mediante la elaboración de planes graduales. Apoyar a los sujetos para que generen habilidades de planificación y consecución de objetivos de forma sencilla y atractiva.
Competencia de información. Gestionar la información necesaria para el proceso de orientación en general, y para la intervención orientadora en particular.
Competencia para la aceptación. Utilizar técnicas de aceptación “no racionalizadoras” cuyo fin es que el sujeto perciba el desarrollo y la mejora personal y que el desánimo debe ser aceptado como parte del proceso de mejora.
Competencia para el cambio. Aplicar técnicas de gestión de la motivación y de facilitación del cambio cuyo fin es aumentar la probabilidad de que el cliente alcance los objetivos propuestos.
Además de las expuestas anteriormente, otras competencias básicas que cualquier orientador debería tener son:
- Mostrar una conducta profesional ética.
- Ser capaz de facilitar el aprendizaje.
- Ser consciente de sus debilidades y fortalezas.
- Ser capaz de comunicarse eficazmente con sus compañeros de profesión.
- Apreciar las diferencias individuales y facilitar la interacción con todos los estudiantes.
- Este debe tener la habilidad para conjugar acciones, tareas e implementar evaluaciones en la elaboración de diseños de proyectos.
- Tener dominio apropiado del lenguaje, para el logro de una comunicación efectiva con todas las personas del proceso.
Las competencias específicas de la orientación educativa se centran en la relación que mantiene el orientador con los estudiantes y su entorno:
- Demostrar compromiso con las posibilidades y habilidades de los estudiantes para facilitar su desarrollo.
- Guiar a los individuos y grupos de estudiantes en el desarrollo de sus planes educativos.
- Ayudar a los estudiantes en el proceso de toma de decisiones.
- Ayudar a los estudiantes a conocerse mejor.
- Asesorar a los estudiantes a superar las dificultades de aprendizaje.
- Consultar a los padres sobre el desarrollo y los progresos educativos de sus hijos.
El orientador esta para orientar, no para mandar ni dirigir las decisiones de alguien. El responsable de la toma de decisiones de las personas tratadas por el orientador son ellos mismos, el orientador da posibles salidas, las enseña pero no las impone. La decisión final tiene que salir de ellos mismos, no hay que decir lo que tiene que hacer.
Si alguien no sabe tomar decisiones hay que enseñarle a ello, no importa equivocarse, así también se adquieren aprendizajes.
Existe un cambio en la concepción de la figura del orientador, no es sólo esa persona que te ayuda a solucionar problemas, una de sus labores también es la prevención.
El sentimiento de empatía ayuda al orientador a conocer mejor a la otra persona y sus problemas. Es algo que se puede aprender y desarrollar con el tiempo.
Las competencias de autoevaluacion y autoconocimiento son esenciales en un orientador ya que si no se conoce a él mismo y lo que puede o no hacer, difícilmente podrá ayudar a otros.
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